Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era
bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día
sexto. Gen. 1: 31.
Dios nos habla por medio de la naturaleza. Escuchamos
su voz al contemplar la belleza y la riqueza del mundo
natural. Vemos su gloria en las hermosuras trazadas por
su mano. Contemplamos sus obras sin velo que las
cubra. Dios nos ha dado estas cosas, para que al
contemplar las obras de sus manos podamos aprender
acerca de él.
El Señor nos ha concedido estas cosas preciosas como
una expresión de su amor. El ama lo bello, y para
complacernos y agasajarnos ha extendido delante de
nosotros las bellezas de la naturaleza, tal como un padre
terrenal trata de poner cosas lindas delante de los hijos
que ama. Al Señor siempre le gusta vernos contentos. A
pesar de que el pecado es la causa de todas sus
imperfecciones, ha combinado en esta tierra lo útil con lo
hermoso. El delicado color de las flores nos habla de su
ternura y su amor. Tienen su propio lenguaje, que nos
recuerda al Dador.
Por medio de la naturaleza podemos contemplar al Dios
de la naturaleza. El revela su carácter mediante los
elevados árboles, los arbustos y las flores. Se lo puede
comparar con los más hermosos lirios y rosas. Me gusta
contemplar las cosas de Dios manifestadas en la
naturaleza, porque el Señor ha impreso en ellas su propio
carácter. Nos las ha dado porque nos ama, y quiere que
nos complazcamos en ellas. Por lo tanto, no adoremos las
cosas hermosas de la naturaleza; por el contrario, veamos
al Dios de la naturaleza por medio de ella, para que así
nos sintamos inducidos a adorar al Dador. Respondan a
los propósitos de Dios estos hermosos ministerios de
amor, y acerquemos nuestros corazones a él para que nos
llenemos de la belleza de su carácter, y adoremos su
bondad, su compasión y su amor inefable.
Dios es bueno y digno de toda alabanza. Ha derramado
abundantemente sus misericordias sobre nosotros. Nos
ha rodeado de las señales de su amor. Pueden airarse los
paganos y trazar planes vanos contra él, pero el Señor es
inmutable. Ha hecho las fortalezas de las colinas eternas
a fin de que sean un lugar seguro para que su pueblo se
oculte. Ha preparado las montañas y las cavernas para
sus hijos perseguidos y oprimidos. Podemos cantar: “Dios
es nuestro refugio y nuestra fortaleza en el momento de
prueba”. El que creó las elevadas montañas y las colinas
eternas debe ser el objeto de nuestra contemplación
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